11 de enero de 2007

Tratamiento no invasivo

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Clarín, adalid de la paz, como Bush.
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Hoy celebra en la tapa el "plan" de Busti para impedir los cortes: copar las asambleas con "militantes del PJ" para ganar las "votaciones".
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"¿No será hora ya de que alguien tome seriamente las riendas de este asunto?", pedía ayer Daniel Jury en "Punto de vista".
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Posiblemente este plan sea de su gusto moral y legal. Se trata de un método no invasivo, indoloro, sin efectos adversos. Improbables desbordes de violencia se entenderán causados por la resistencia al tratamiento.
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La "tensión" de la que habla la volanta se refiere estrictamente al conflicto con Uruguay.
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3 comentarios:

Anónimo dijo...

Los cortes son un hecho violento.

Si alguien quiere pasar, lo detienen por la fuerza.

(Salvo que agarre alguna guardia nocturna más propensa a la tarea del peaje revolucionario. Cruzar es posible, se ven autos argentinos en Fray Bentos, lo que es necesario es dar con el precio)

pablich dijo...

La resistencia siempre es violenta. Te voy a ilustrar con mi última columna, publicada en el diario El Debate de Gualeguay.

BRILLANTECES Y BRILLOSIDADES

"-Somos víctimas de un sistema cultural perverso administrado por déspotas títeres de intereses ocultos que buscan expoliarnos económicamente.
-Vas a terminar en cana...
-Querido, es una verdad machaza. Además sólo estaba resumiendo la crítica que hace una película de animación para chicos producida por la industria de Hollywood, Robots, que podés alquilar porque todavía no fue censurada, fijate vos. Había una vez un país de robots contentos de sí mismos viviendo bajo el lema: “Puedes brillar sin importar de qué estés hecho”. La invención, allí, sólo tenía un sentido: satisfacer necesidades. Gobernaba, consecuentemente, el más grandioso de los inventores: Gran Soldador, que ofrecía al mundo soluciones, y a los robots, repuestos que les permitían seguir siendo quienes y tal cuales eran. Todo esto era un pésimo negocio para la despiadada señora robot Ratchet, que comandaba la fundición en las profundidades de Ciudad Robot, un infierno donde los despojos eran convertidos en lingotes de metal: brillante materia prima. ¿Qué hacer con ese capital? ¿Desaprovecharlo fabricando repuestos: infinitos modelos de piezas, inútil stock? ¡Improductivo sistema económico!: golpe de Estado.
-Pero no me la cuentes.
-Esta película ya la viste y la vivís todos los días. Al poder, ¿quién? Ratchet junior. Para él, mejor dicho, para su absorbente madre, inventar era también un valor, aunque variaba la función: no estaba dirigido a satisfacer necesidades, sino a crearlas. “Si les decimos a los robots que pueden ser felices sin importar de qué estén hechos, ¿cómo esperamos que se sientan suficientemente devaluados y compren mejoras para sentirse mejor? -arengaba un alumínico Ratchet a sus apichonados colaboradores-. Por lo tanto, les traigo un nuevo slogan: ¿Por qué ser feo cuando puedes ser nuevo?”. Fin de los repuestos: llegaba la era de las “actualizaciones”, esplendorosas partes robóticas producidas en serie, iguales unas a otras y sujetas a la moda. Quien no pudiera pagarlas, quedaría condenado a la desactualización, marca social de pobreza y mecanismo gradual de exclusión que desembocaría, irremediablemente, en la muerte por obsolescencia. Poco menos que una muerte natural. ¿Te suena la historia?
-Tanto suena que ensordece.
-Ensordecido, no dejes de discernir, que es justo lo que hizo el héroe, Rodney Hojalata: “Esto no está bien”. Joven inventor de la vieja escuela, se vio enfrentado a la más grande necesidad: cambiar el estado de cosas. El mal estado de cosas. “Es ahora cuando puedes brillar, no importa de qué estés hecho”, le dice a un abollado compañero que flaquea.
-El brillo es cosa del espíritu.
-Y no es lo mismo ser brillante que brilloso, como Ratchet. En la película, hay una gran batalla final, que ganan Rodney y los suyos, pero lo trascendente no es el triunfo, sino el brillo. Al comenzar el combate, la necesidad ya estaba descubierta. El cambio había empezado en ellos. Y no se veían ni anticuados ni cachados."

Ahí termina. Ahora agrego un diálogo que se da entre dos protagonistas "buenos".

-Debemos luchar -dice Rodney.
-La violencia no arregla las cosas -contesta uno de los suyos.
-Rendirse tampoco -interviene Gran Soldador.

Anónimo dijo...

¿Malvinas sería un ejemplo aplicable?