30 de noviembre de 2006

La amenaza


Hay una amenaza: Uruguay amenaza.

No hay nada que custodiar. Lo dijo el vicepresidente del Uruguay Rodolfo Nin Novoa: "Es sólo un motivo preventivo" y "no hay hechos o episodios particulares que hayan motivado la guardia". Se trata de un movimiento de tropas liso y llano. Cuando maten a un pescador, dirán que era un terrorista. ¿Cabrá alguna duda?

Ninguna, porque en la Argentina el hecho ha sido expresamente anticipado: "Un fantasma comienza recorrer las cabezas políticas de aquí y de allá: nadie descarta ahora de plano la posibilidad de que sucedan hechos de violencia en el lugar de los piquetes o en el lado uruguayo del río", escribió Joaquín Morales Solá el 26 de noviembre en una columna de La Nación titulada Pronósticos de violencia a orillas del río.

Gualeguaychú ya ha sido estigmatizado. Ahora se puede gatillar.

29 de noviembre de 2006

Víctimas



Clarín legitima a Uruguay y deslegitima a Gualeguaychú, eso es cosa de todos los días.

Hoy titula: "Uruguay presenta su demanda ante La Haya por los cortes", y agrega un recuadro referido, obviamente, al impacto de los cortes: "¿120.000 turistas menos?".

A los lectores de Clarín se les debe hacer difícil pensar que Uruguay hace una victimización frente a los cortes y que Gualeguaychú puede ser una verdadera víctima.

Los lectores de La Nación, en cambio, no pagan precio tan caro.

El contraste, hoy, es notable: mientras Clarín destaca la demanda uruguaya por los cortes de ruta, La Nación destaca la demanda argentina por las papeleras.

En la nota, firmada por Alejandro Di Lázzaro, se subraya la especial atención que el canciller Taiana le presta al juicio en La Haya y se señala: "La presión de los vecinos que se mantienen firmes en su posición de decirle "no a las papeleras" y la victimización que hace Uruguay ante la decisión de cortar las rutas ponen en una situación de incomodidad al Gobierno, que considera genuina la demanda de los asambleístas."

Para La Nación, los vecinos son una parte de este conflicto. Con los cortes ni exageran ni provocan, sólo sostienen su postura: "Se mantienen firmes en su posición".

Uruguay se victimiza, dice La Nación.

La actitud de Uruguay es comprensible. Lo que no se entiende es por qué Clarín le sigue el juego.

27 de noviembre de 2006

El titiritero

Dice la bajada: "Lo aprobó anoche la asamblea vecinal. Por ahora sólo harán distintos actos de protesta. Es un golpe para Gualeguaychú, que sigue con los cortes de ruta ilimitados."


¿Cómo acertar siempre? Adivinando el futuro o creando la realidad.

Ya sabemos de la tematización que hace Clarín de los cortes de ruta. Y sabemos que siempre golpea. Bien. Colón decidía ayer su estrategia. Si hubiese decidido imitar a Gualeguaychú, Clarín hubiera salido con un título de su sello: "Colón corta la ruta y se extiende el conflicto". Pero Colón decidió no hacerlo (atención: decidió no cortar la ruta, no dejar de apoyar a Gualeguaychú). Entonces Clarín le saca el jugo: "Es un duro golpe para Gualeguaychú".

La realidad es tan maleable.

Clarín dice: "Es un duro golpe". Y entonces lo es.

Hasta ayer, Gualeguaychú golpeaba duro a los argentinos. Hoy, Colón golpea duro a Gualeguaychú.

Todos se golpean en el escenario de la realidad.

Clarín, titiritero.

¿Y si hubiera otro enfoque? ¿Y si se pudiera hablar de la decisión de Colón sin mentar perjuicio alguno para Gualeguaychú? ¿Y si pudiera verse en la decisión de Colón, incluso, un apoyo a Gualeguaychú? ¿Estaría uno fuera de la realidad?

Dice La Prensa en la bajada: "Colón desestimó posibles cortes de rutas contra las pasteras y se sumará a la marcha a Plaza de Mayo".

¿Baja la tensión? ¿Colón apoyando a Gualeguaychú?

La realidad es tan maleable.

Clarín. La Prensa. Dos miradas. Y una tremenda diferencia de tirada.

26 de noviembre de 2006

Gualeguaychú

Texto publicado hoy en el diario El Debate-Pregón, de Gualeguay.

–Lucha porque no se va a resignar a la indignidad. Siempre va luchar y, por lo tanto, siempre va a ganar, por más que Botnia comience a funcionar. Gualeguaychú no lucha para ganarle al mundo. ¿Acaso podría, sola? Todos los diarios admiten como al pasar, y tengo los recortes, que la concesión del crédito a Botnia fue una decisión irrefrenable de los países centrales. ¿Por qué las potencias mundiales se comprometen activamente en la lucha por instalar una lejana planta productora de pulpa de papel? Por eso, porque es lejana: ellos ya dijeron “No a las papeleras” en su territorio, de modo que Botnia, Ence y semejantes se tienen que ir, por no decir que vienen llegando. Lamentablemente ningún diario titula aquí: “Los países centrales insisten en apoyar el negocio de Botnia”.

–Y encima se suele acusar al gobierno por no acertar con una estrategia legal y diplomática eficaz.

–Como si valiera alguna estrategia. Probablemente todo lo que se ha hecho podría haberse hecho mejor, pero en esencia el resultado no hubiera cambiado. Apuntar contra el gobierno me parece absurdo, porque es evidente que la verdad está en otro lado. Mientras tanto, el pueblo de Gualeguaychú, acostumbrado a hacer de sí mismo lo que quiere ser, se encuentra por primera vez sometido a un destino que no eligió. Y que puede ser funesto. Me parece impiadoso, entonces, que se lo acuse por los cortes. Es verdad: los piquetes violan normas nacionales e internacionales y afectan el derecho de transitar de sus propios compatriotas. Pero ¿podés aplicarle la ley, sin más, a quien protesta porque no lo protege la ley? Sería inmoral mientras siga siendo víctima. Recordá, además, que el gobierno uruguayo continúa violando el Estatuto del Río Uruguay: acaba de autorizar a Botnia a tomar del río el doble de agua de lo previsto en el proyecto original, así que ahora, en vez de 30 millones de metros cúbicos anuales, podrá tomar 60. Y no me vas a decir que lo hizo como represalia por los cortes de ruta…

–No, ¿por qué tendría relación?

–Porque un gran diario argentino presenta sistemáticamente los cortes de ruta como los provocadores de la crisis diplomática con Uruguay, cuando evidentemente son sólo un aspecto. En la visión de ese matutino, el problema de las papeleras ya no existe, parece haberse resuelto: el verdadero problema son los cortes. Más vale no pensar adónde puede conducir esa demonización, pues Gualeguaychú no se va a mover de la ruta mientras no se respeten los derechos humanos de su pueblo. Y no es terquedad. Es responsabilidad. Gualeguaychú decidió siempre su destino y no se resignará a perder su libertad. Porque eso es responsabilidad, dice Fernando Savater en “Ética para Amador”: la posibilidad de hacerse libremente, acto tras acto, con la conciencia de estar inventándose, construyéndose, definiéndose. Siendo lo que se es, sólo se puede seguir siéndolo. Y Gualeguaychú está allí, en la ruta, en defensa de su ser.

25 de noviembre de 2006

La cantinela

"Abarrotada. Camiones forman una larga cola, ayer, en la ruta hacia el puente Colón-Paysandú. Se dirigen hacia Uruguay, ante el bloqueo del paso de Gualeguaychú por el conflicto por las papeleras. Allí, el corte continúa pero ahora con menos gente."

Perdone la monotematización, pero manda Clarín.

Hoy presentamos: "El insufrible bloqueo".

Si no hay nada que informar, siempre habrá una foto.

24 de noviembre de 2006

The final countdown


Cada vez más y más tensión. Si revienta, las esquirlas dañarán a todos. A todos. Y eso no sería justo. Hay que terminar con este problema. ¿El problema de las papeleras? No, ese ya está resuelto. El problema de los cortes de rutas. Hay que acabar con él. Eliminarlo.

23 de noviembre de 2006

Contradicción

Si los países centrales no muestran ninguna voluntad en perturbar el negocio de Botnia, ¿qué estrategia eficaz podría aplicar la Argentina para defender los intereses nacionales?

Sin dudas, esta parece una pregunta retórica. Estaría dando por cierto que los países centrales no muestran ninguna voluntad en perturbar el negocio de Botnia. La respuesta se caería de madura: ninguna estrategia del Gobierno podría haber sido eficaz. Hubiera estado condenada de antemano.

¿Y si suponiéramos que esa es la pura verdad? ¿Si imagináramos que Clarín lo sabe y lo publica en tapa: "Los países centrales insisten en apoyar el negocio de Botnia"?

Basta de fantasías. Estoy dando por cierto que los países centrales no muestran ninguna voluntad en perturbar el negocio de Botnia. Y que ese es el quid de la cuestión.

-Pero es la verdad.

-¿Perdón?

-Digo que es la verdad.

-¿Quién es usted?

-Walter Curia, de Clarín. Nunca hubo voluntad en los países centrales de perturbar el negocio de una de sus empresas, como tampoco pareció mostrarla el pudoroso Tabaré. Lo digo hoy acá, en una columna donde critico a Kirchner por sus ineficaces estrategias.

-Pero, Walter, ¿no le parece contradictorio?

-¡De ningún modo estoy contradiciendo al poder económico! Usted no sabe leer.

22 de noviembre de 2006

Otro clavo

Golpes. Los argentinos solemos no verlos a tiempo.

Dice Clarín en la bajada: "Por 23 votos a 1 el Banco Mundial le otorgó U$S 170 millones a la papelera finlandesa. En esa entidad están representados todos los países del mundo y el único voto favorable fue el propio".

Otra vez Clarín ridiculizando a la Argentina. Los que en última instancia decidieron otorgar el crédito no fueron "todos los países del mundo". Fueron las grandes potencias. No lo dice este crítico ignorante, no lo dice un activista ni un pasquín de izquierda. No lo dice siquiera Página 12.

Lo dice La Nación.

¿O acaso las grandes potencias se volcarían por Gualeguaychú?

Por otra parte, hace bien La Nación en remarcar el contenido eminentemente económico de la decisión del Banco Mundial (BM): "Apoyo de las grandes potencias a Botnia".

En cuanto al título, no es desacertado. Indudablemente, la decisión del BM significa para la Argentina un fuerte revés, palabra que el diccionario de la Real Academia Española define en su 2º acepción como "golpe que se da a alguien con la mano vuelta" y en la 4º como "infortunio, desgracia o contratiempo".

Pero indudablemente no es una "dura derrota", como la califica Clarín, puesto que la decisión se adoptó en el marco de un proceso administrativo en el que los intereses argentinos no estaban formalmente representados. No fue una derrota legal ni fue una derrota política. Como bien lo puso de manifiesto La Nación, fue un irresistible triunfo del orden económico.

Eso no significa que la línea editorial del diario de Mitre no se asemeje a la de Clarín. Basta leer las columnas de Joaquín Morales Solá, como la de hoy, precisamente:

Sin embago, eso no le impide a La Nación informar con debida responsabilidad.

Un ejemplo: a los vecinos que cortan el puente, La Nación los llama comúnmente "vecinos", y no "ambientalistas", ni "asambleístas, ni "activistas".

21 de noviembre de 2006

Clarín te va a dar una mano (dura)



¿Mandará Clarín sobre la realidad? Porque miro largo a través suyo y veo un terrible escenario de represión.

Falta un mes para el inicio de la temporada veraniega y Gualeguaychú no se moverá de la ruta. Uruguay lo sabe. Clarín lo sabe.

Falta un mes. Y así empieza la campaña: "Uruguay le reclama a Kirchner que frene los cortes". ¿Cómo se frenan los cortes? Clarín lo pone en boca de la cancillería uruguaya: con "acción".

Dice, exactamente, la bajada: "Fue (la protesta formal) pocas horas después de que se iniciara el nuevo bloqueo. La Cancillería uruguaya reiteró a la Argentina los perjuicios que esta medida le genera a su país. Y le pidió 'acción' para que concluya."

Bloqueo, esa palabra. Nunca "protesta" para Clarín. La protesta implica una causa y llama al análisis. El bloqueo, en cambio, es una anomalía.

Es simple, entonces: ¿Está bloqueado? Se abre: "Acción".

La Nación tiene otra visión del conflicto.

Veamos la tapa de hoy.



Bueno. Había otra noticia además de la protesta formal de Uruguay por el "bloqueo". Y qué noticia. No es sólo una noticia. Es una noticia que tiene una Historia y genera Consecuencias.

Tiene una Historia: La Nación informa en la bajada que el Banco Mundial aprobará hoy el crédito para Botnia "pese a la oposición del gobierno argentino".

Y genera Consecuencias: La Nación informa, en último término de la bajada: "Cortaron la ruta". Tenemos un corte de ruta. Y una causa.

Pero, a decir verdad, Clarín es explícito acerca de su política informativa sobre este conflicto. Descaradamente explícito. Clarín sostiene que Gualeguaychú está equivocado.

Dice hoy Ricardo Roa, el editor general adjunto de Clarín, en "Del editor al lector": "Los asambleístas de Gualeguaychú no se rinden ni aunque los derrote la racionalidad. (...) Pretenden que no son ellos sino los otros los que están equivocados."

¿Puede Clarín informar de modo ecuánime teniendo una opinión? Por supuesto. Pero no lo hace.

"Y redoblan su apuesta -continúa Roa-: volvieron a cortar por tiempo indefinido la ruta y el puente que nos une a todos a Fray Bentos."

"...el puente que nos une a todos..."

Gualeguaychú corta nuestro puente. Gualeguaychú no es nosotros.

En Gualeguaychú empiezan a sentirse solos.

Música de fondo.

Empieza la canción de All that jazz:

Bye-bye life,

bye-bye happiness,

welcome loneliness...

20 de noviembre de 2006

Mover un dedo

Me siento apabullado. Pero puedo mover un dedo. Esa conciencia me alcanza. Puedo mover un dedo: por eso volví.

Clarín me sigue pegando. Estoy entristecido y me cuesta escribir. Es una golpiza que nadie ve. Es como el caso del chico judío agredido hace poco en un colectivo. Mientras el hombre lo golpeaba, los pasajeros miraban. Nadie ayudó al pibe. Eso impactó al chofer, que dijo: “Esperaba más del pasaje”. Yo, no.

Cualquier cosa que diga es vana, pero algo diré. Uso el buscador del diario para buscar la edición del 5 de noviembre de 2006. Dos semanas atrás. Partiré desde allí. Recuerdo haber tenido el diario en mis manos ese día. El título principal, sobre el conflicto con Uruguay: “Gestión del rey de España a pedido de Kirchner”. Una buena noticia. Livianamente abrí el diario y quedé estupefacto. Saltaba a la vista un pequeño recuadro junto a la crónica. El título era un agujero negro: “Fracaso”. Fracaso. Durante un instante estuve confundido. No podía asociar la noticia con la idea de fracaso. Un golpe traicionero.

Lo firmaba, otra vez, Walter Curia. Y comenzaba diciendo: “Lo primero para decir sobre el pedido de mediación es que supone una señal de realismo. El conflicto con Uruguay permanece en una encerrona de la que ya hay que salir, como en los laberintos, incluso por arriba. De modo que se trata de una iniciativa oportuna, que involucra a un actor como el rey Juan Carlos, una figura amable para todos…”

Me preguntaba en qué consistía el fracaso.

Luego decía: “…Pero hay que agregar que la solicitud a un "facilitador" (…) significa un fracaso de la diplomacia argentina. El Gobierno llegó hasta aquí (…) cerrado al diálogo.” Eso no era verdad. Uruguay se ha negado a negociar nada que no sea el monitoreo conjunto, lo que significa: “Construiremos las papeleras”.

Pero, de todos modos, ¿por qué acusar a la Argentina de haber estado “cerrada al diálogo” precisamente cuando busca abrir el diálogo?

Curia terminaba así: “Dicho con crudeza: la Argentina no supo manejar un conflicto con un país muy respetable, pero sensiblemente más pequeño, como es su hermano Uruguay. Un golpe para su ya relativo nivel de liderazgo en el Cono Sur.”

“…la Argentina no supo manejar un conflicto…”. ¿No estaba manejando el conflicto justamente en ese momento?

“…no supo manejar un conflicto con un país muy respetable…” País muy respetable: una cerrada opinión.

“…muy respetable, pero sensiblemente más pequeño…” ¿Qué tiene que ver el tamaño con la razón, la verdad, la justicia?

“…más pequeño, como es su hermano Uruguay.” Toque sensiblero.

“Un golpe para su relativo nivel de liderazgo en el Cono Sur.” ¿Golpe? ¿Qué golpe?

Curia parecía estar comentando otra noticia.

Tres días más tarde, Clarín celebraba en un editorial la intervención del rey y señalaba que su participación implicaba, para ambos países, “un serio compromiso y una exposición más amplia de la que implicaría un simple diálogo bilateral. Por ese motivo deberán cuidarse tanto la sustancia como las formas de las posiciones que se adopten, para evitar un mayor daño diplomático.”

Es hora de tomarle la palabra a Clarín.

La intervención del Rey, dijo, era un “serio compromiso” para ambos países, por lo que deberían “cuidarse tanto la sustancia como las formas”.

El 18 de noviembre, Clarín titulaba: “Con frialdad, Uruguay recibió al enviado del rey”. Y publicaba, al mismo tiempo, una advertencia de los orientales: “No negociaremos bajo presión”. Habrá que aclarar, ante todo, que la presión es inherente a la gestión de los conflictos. Pero, ¿a qué ser refiere Uruguay con “presión”? ¿A los cortes de ruta? Ya no. Ahora “presión” es un concepto más amplio: “Cualquier tipo de obstrucción o de bloqueo, sea éste un corte de ruta, de carácter económico o político”, aclaró el secretario general de la Cancillería uruguaya, José Luis Cancela.

Con una fría recepción al enviado del rey. Con ambiguos condicionamientos. Así informaba Clarín que encaraba Uruguay el “serio compromiso”, esa nueva etapa de diálogo en la que tanto debían cuidarse la sustancia y las formas. El diario no hizo comentarios.

Ayer, como consecuencia de la actitud de Uruguay y la confirmación de que el Banco Mundial otorgará los créditos solicitados por Botnia, los vecinos de Gualeguaychú volvieron a la ruta. Y entonces sí, hoy Clarín acusa en la bajada de su titular principal: “Pusieron en jaque la negociación abierta por el rey Juan Carlos”.

¡Negociación abierta!

¿Por qué, Clarín? Me pregunto por qué.