20 de noviembre de 2006

Mover un dedo

Me siento apabullado. Pero puedo mover un dedo. Esa conciencia me alcanza. Puedo mover un dedo: por eso volví.

Clarín me sigue pegando. Estoy entristecido y me cuesta escribir. Es una golpiza que nadie ve. Es como el caso del chico judío agredido hace poco en un colectivo. Mientras el hombre lo golpeaba, los pasajeros miraban. Nadie ayudó al pibe. Eso impactó al chofer, que dijo: “Esperaba más del pasaje”. Yo, no.

Cualquier cosa que diga es vana, pero algo diré. Uso el buscador del diario para buscar la edición del 5 de noviembre de 2006. Dos semanas atrás. Partiré desde allí. Recuerdo haber tenido el diario en mis manos ese día. El título principal, sobre el conflicto con Uruguay: “Gestión del rey de España a pedido de Kirchner”. Una buena noticia. Livianamente abrí el diario y quedé estupefacto. Saltaba a la vista un pequeño recuadro junto a la crónica. El título era un agujero negro: “Fracaso”. Fracaso. Durante un instante estuve confundido. No podía asociar la noticia con la idea de fracaso. Un golpe traicionero.

Lo firmaba, otra vez, Walter Curia. Y comenzaba diciendo: “Lo primero para decir sobre el pedido de mediación es que supone una señal de realismo. El conflicto con Uruguay permanece en una encerrona de la que ya hay que salir, como en los laberintos, incluso por arriba. De modo que se trata de una iniciativa oportuna, que involucra a un actor como el rey Juan Carlos, una figura amable para todos…”

Me preguntaba en qué consistía el fracaso.

Luego decía: “…Pero hay que agregar que la solicitud a un "facilitador" (…) significa un fracaso de la diplomacia argentina. El Gobierno llegó hasta aquí (…) cerrado al diálogo.” Eso no era verdad. Uruguay se ha negado a negociar nada que no sea el monitoreo conjunto, lo que significa: “Construiremos las papeleras”.

Pero, de todos modos, ¿por qué acusar a la Argentina de haber estado “cerrada al diálogo” precisamente cuando busca abrir el diálogo?

Curia terminaba así: “Dicho con crudeza: la Argentina no supo manejar un conflicto con un país muy respetable, pero sensiblemente más pequeño, como es su hermano Uruguay. Un golpe para su ya relativo nivel de liderazgo en el Cono Sur.”

“…la Argentina no supo manejar un conflicto…”. ¿No estaba manejando el conflicto justamente en ese momento?

“…no supo manejar un conflicto con un país muy respetable…” País muy respetable: una cerrada opinión.

“…muy respetable, pero sensiblemente más pequeño…” ¿Qué tiene que ver el tamaño con la razón, la verdad, la justicia?

“…más pequeño, como es su hermano Uruguay.” Toque sensiblero.

“Un golpe para su relativo nivel de liderazgo en el Cono Sur.” ¿Golpe? ¿Qué golpe?

Curia parecía estar comentando otra noticia.

Tres días más tarde, Clarín celebraba en un editorial la intervención del rey y señalaba que su participación implicaba, para ambos países, “un serio compromiso y una exposición más amplia de la que implicaría un simple diálogo bilateral. Por ese motivo deberán cuidarse tanto la sustancia como las formas de las posiciones que se adopten, para evitar un mayor daño diplomático.”

Es hora de tomarle la palabra a Clarín.

La intervención del Rey, dijo, era un “serio compromiso” para ambos países, por lo que deberían “cuidarse tanto la sustancia como las formas”.

El 18 de noviembre, Clarín titulaba: “Con frialdad, Uruguay recibió al enviado del rey”. Y publicaba, al mismo tiempo, una advertencia de los orientales: “No negociaremos bajo presión”. Habrá que aclarar, ante todo, que la presión es inherente a la gestión de los conflictos. Pero, ¿a qué ser refiere Uruguay con “presión”? ¿A los cortes de ruta? Ya no. Ahora “presión” es un concepto más amplio: “Cualquier tipo de obstrucción o de bloqueo, sea éste un corte de ruta, de carácter económico o político”, aclaró el secretario general de la Cancillería uruguaya, José Luis Cancela.

Con una fría recepción al enviado del rey. Con ambiguos condicionamientos. Así informaba Clarín que encaraba Uruguay el “serio compromiso”, esa nueva etapa de diálogo en la que tanto debían cuidarse la sustancia y las formas. El diario no hizo comentarios.

Ayer, como consecuencia de la actitud de Uruguay y la confirmación de que el Banco Mundial otorgará los créditos solicitados por Botnia, los vecinos de Gualeguaychú volvieron a la ruta. Y entonces sí, hoy Clarín acusa en la bajada de su titular principal: “Pusieron en jaque la negociación abierta por el rey Juan Carlos”.

¡Negociación abierta!

¿Por qué, Clarín? Me pregunto por qué.

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